Último día en Buenos Aires

La mañana empezó muy atlética. David y Rubén, salieron a correr muy temprano. Realizaron un pequeño entranamiento saliendo del hotel hacia Puerto Madero. Allí pudieron comprobar como llega la Presidenta a trabajar a la Casa Rosada. Sí, en transporte público, sólo que éste tiene hélices. Podéis ver los detalles del entreno en: www.sports-tracker.com. Allí si buscais en el mapa de Argentina, acercando el mapa podréis llegar a los entrenos de David Colodrero (ahora junto a Rubén).

Nuestro último día en Buenos Aires fué en uno de sus barrios más entrañables: BOCA. Allí el CAMINITO nos abrió sus puertas:

Barrio conocido por ser la cuna del tango en la ciudad, además por su particular arquitectura de las calles, llenas de colorido. En las calles pudimos ver diferentes parejas bailando Tango. Era todo un espectáculo, que envolvía. Cristina, el tango quedó dedicado para tí, pero por los profesionales, sino hubiera sido un desastre.

Aunque el día se nos truncó por la lluvía tuvimos coger fuerzas para seguir nuestra andadura, antes de volar a Trelew.

De camino hacia el hotel, alguién encontró parte de sus orígenes...

Aquí acabó nuestra breve andadura por Buenos Aires. Nos quedaron muchas cosas por ver, pero así tenemos la excusa para algún día volver. Ahora nos tocaba coger un avión en dirección a Trelew, aunque no sabíamos si iba a ser posible. Habían cerrado el aeropuerto de vuelos nacionales, y el tráfico se había desviado al único aeropuerto internacional de la ciudad. Los periódicos sólo hablaban del caos que se había originado. Los atascos para llegar al aeropuerto eran monumentales, pero nuestro taxista, después de 14 hora de jornada, quería llegar a su casa: hicimos la mitad del trayecto por un nuevo carril que se inventó, el arcén (como si fuéramos una moto, al más puro estilo Ronda del litoral o de dalt).



Hilario nos gusta tu mate!



Y mientras, en el asiento de atrás, Bea y Mar suspiraban por su galán argentino (el vende "mate").





Y así llegamos a Puerto Madryn (curiosamente el conductor del transporte del aeropuerto a nuestra cabaña, nos enseñó orgulloso su carnet de Euskal Herria, que había tramitado en Buenos Aires por tener ascendientes vascos).

Por cierto, Rafa: si vas alguna vez a Buenos Aires, no te olvides de tu edificio favorito: